Qué rico y qué importante es cerrar ciclos. Hoy estoy cerrando un ciclo de 4 meses sumamente difíciles! Tanto a nivel académico como personal. No recuerdo haberme sentido tan cansada antes en mi vida o haber llorado tanto o tan frecuente como lo hice estos últimos 4 meses… Podría decir que me ha pasado de todo (aunque lógicamente no es cierto porque es improbable que me pase TODO) y que estuve a punto por momentos de tirar la toalla y mandarlo todo a la mierda! (Pardon my french).
Qué bien que no lo hice! Qué gratificante se siente haber sobrevivido a «la tormenta perfecta»… Yo solía decir antes todo el tiempo que «nadie hubiera podido cruzar el océano si se hubiera podido desembarcar en las tormentas» y esto más que poético, es verídico.
Y no, todos los problemas y desaciertos que tuve este cuatrimestre del año no logre resolverlos, hay varios que dejaron consecuencias y secuelas para siempre, pero los sobreviví y sobretodo sé que aprendí de ellos.
No me arrepiento tampoco de ninguna lágrima derramada ante la incertidumbre de no saber que hacer ya que cada una de ellas fue vaciando toda esa tristeza que llevaba dentro y todo ese cansancio y estrés; para mí esa es la función de las lágrimas, drenarnos.
Doy gracias también porque quienes naufragaron conmigo se aferraron a mi y yo a ellos y ese lazo no se deshace así nada más.
Aprendí que no estoy sola, que soy fuerte, que no me las se todas, que siempre puedo dar más y que el mundo no se termina por un mal ciclo en mi vida, al contrario, es una oportunidad de cerrar con broche de oro, plata, bronce, plástico, saliva, lo que sea, pero cerrar, para luego, con una gran bocanada de aire fresco, salir nuevamente a flote y comenzar un ciclo nuevo para retomar la vida donde la dejamos y avanzar, jamás estancarnos.
Al final estoy aquí para aprender, ojalá no fuera tan turra y fuera una cuestión de más aprendizaje y no tanto golpe, pero la verdad pa’ lo que me importa!
El día que dejemos de aprender, hasta ese día debemos estar en este lugar.
Karlotita con Ka 